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Y decidí parar

Un día decidí parar para ver, y escuchar, y sentir, y ser consciente. Me lo estaba perdiendo todo, a pesar de ser la protagonista de los acontecimientos. Era como comer sin echar gusto, como oír sin escuchar, como comer sin nutrirse. Qué pérdida de tiempo, qué pérdida esa en la que se está más en el futuro que en el presente. Y decidí parar para ver, para tocar, para oler lo que no había olido antes, Para imaginarme en unos años pensando en este momento en que quiero bajarme en la estación del presente, que entonces será mi pasado. Y entonces querré parar otra vez y dejaré de pensar en el futuro, pues será mi presente. 

El Ramo

Antes de llegar a sus manos, el ramo que custodiaba la entrada de su casa no era más que una montón de florecillas esperando a ser elegidas para ser entregadas a una persona que, a buen seguro, apreciaría su belleza. Estas flores no se imaginarían ni en sus peores pesadillas que serían cortadas de sus raíces ni que emprenderían su último viaje hacia un lugar que, aunque falsamente acogedor, representaría el principio de su fin como el paredón de fusilamiento lo fue para tantos condenados. A Marta le gustaban las flores vivas. Tener un montoncito de cadáveres vegetales en casa sabiendo que en cuestión de días no quedarían más que tallos retorcido e incoloros  y un ligero pero dulce olor a putrefacción en el agua que las alimentaba no le gustaba nada:   «fl res  muertas, en mi entierro», pensaba. Pero ese ramo quería significar algo, y lo cierto es que significaba mucho, muchísimo, especialmente viniendo de la persona que se lo entregó.ñ, así que decidió cambiarlo de lugar mudándolo de l

Sabía

Sabía que nunca pararía de correr, de viajar, de comer, de disfrutar, de ser feliz.  Sabía que corría el riesgo de no poder parar de viajar, de comer, de disfrutar, de ser feliz.  Sabía que algún día dejaría de viajar, de comer, de disfrutar... Pero nunca dejaría de ser feliz, o al menos de intentarlo. Esa era la vida misma.

No hay likes suficientes

«Mira, ¡la presentadora del beso! Qué guapa va con ese vestido. Me gusta. La influencer italiana y su marido. ¡Guapísima! Me gusta.  Oh, ¡qué dibujo tan ideal! ¡Para la habitación de mi hija! Me gusta.  Los de la comida real que me comentaba mi hermana. Me gusta.  Qué graciosos los de la revista satírica. Qué buenos son. Me gusta.  Uy, hablan mal del Gobierno, qué impresentables. Y de la jueza del Supremo de Estados Unidos. Pero si fue una adelantada, una visionaria. Quiero saber más sobre ella. Ruth..., ¿qué más? ¿Por qué no había oído hablar antes de ella? Con semejante historia. Una de las pocas estudiantes femeninas de Harvard de su generación. Progresista, feminista... ¿No hay botón que exprese que me encanta? ¿O quizás otro que multiplique los likes por diez? Sin embargo si sé, y mucho, sobre la tipa esta del reality ..., la que no me va a cambiar la vida en absoluto.  La ecuación no está en redes- no es relevante , debería desaparecer. O quizás deberían desaparecer las redes e

Te hablo a ti, amor

Eh tú, amor. Dichoso amor. Tú que me das y me quitas. Tú que empiezas y terminas. Antes mariposa, ahora dragón, ¿por qué me das tanto rugido? ¿Por qué me diste con tu fuego, arquero apasionado, y me arrebataste tanto? Si egoístamente quieres, no me quieras. Pues prefiero soledad, ni incertidumbre, ni llanto. Prefiero que conmigo no puedas. Sí, amor. A ti te escribo.  Maldigo el lugar, el momento, y el como yo a ti me... Me arrepiento de quererte, sí. Me arrepiento de lo vivido. Ahogo permanente me has dado.  Sentimiento doloroso y oprimido. Eh, tú, amor, no te quiero. Pues, amor, yo a ti, no te necesito.