Amor camino de las Indias
-¿Has oído? Es Rodrigo diciendo: “tierra a la vista, tierra a la vista” -espetó Diego a su amante. El anuncio del avistamiento hizo que sus cuerpos se separaran de un brinco al tiempo que la tristeza se dibujó en sus rostros. ¿Qué pasaría ahora? ¿Dónde tendrían lugar sus escarceos ahora que volverían a pisar tierra firme? Una vez recompusieron sus ropajes no tuvieron más remedio que volver a cubierta, con disimulo, para no ser vistos por otros miembros de la tripulación. Se dieron una última y mugrienta caricia y disfrutaron, una vez más, el aliento putrefacto de sus besos. Conforme se acercaban a sus compañeros, se dieron cuenta de que la alegría se había apoderado de la embarcación. Los demás marineros saltaban exultantes a la espera de que el comandante diera orden de abrir el mejor caldo reservado para la ocasión. Serían aclamados a la vuelta, cuando fuera que se produjera, serían ricos y reconocidos, pero Diego y Roque, dos de los marineros de la e...