Lucía y la cámara olvidada -Capítulo 12: “Baader-Meinhof”
El fin de semana lo pasó en casa. No daba crédito al giro inesperado de su proyecto, necesitaba acomodar sus ideas, encontrar un sentido a esa maligna coincidencia.
Lola y Pablo insistieron mucho ene verse con su amiga, pero no consiguieron nada. Lo que menos necesitaba Lucía en ese momento era estar con dos tórtolos enamorados. Tan sólo se vio con Ally, pues habían acordado estudiar juntas filosofía.
— ¿Cómo estás? —preguntó Ally al entrar—. He hablado con Pablo, y me ha dicho que no te encuentras muy bien.
— Ahí estoy —contestó Lucía escuetamente mientras se encogía de hombros—. Es muy fuerte lo de la fecha del periódico.
— Sí, la verdad es que sí. ¿Tú crees que hay relación entre el accidente y esas fotos?
Ally no sabía si preguntar o callar, pero se sentía en confianza. No podía más que mostrar su. Gratitud a Lucía por haberla abierto a su grupo, a the team. Le estaba eternamente agradecida por ello, y por este motivo quería permanecer a su lado y ayudarla en cuanto fuera posible.
— ¿Tienes las fotocopias de Juan? —preguntó.
Una duda le corroía desde que Juan se las mostrara.
—I feel rather doubtful about something —prosiguió.
— ¿Qué has dicho?
— ¿Qué? Ah, sorry, he hablado en inglés, perdona. A veces lo hago sin darme cuenta.
Lucía puso cara rara, pero comprendió que la lengua materna de su amiga era el inglés, así que le pareció de lo más normal.
— Es que quiero comprobar algo.
— Ahí tienes.
Lucía le pasó la fotocopia con intriga en sus ojos.
— ¡Lo sabía! Mira, es un periódico británico. ¿Ves que es mucho más grande que los periódicos de aquí? Además, no se ve el nombre del periódico entero, pero sí las últimas letras I-A-N. Yo creo que es The Guardian, uno de los periódicos más vendidos del Reino Unido.
Lucía miró la foto con curiosidad.
«Otra pista».
— Mira, ya estoy harta. ¿Qué pinta un periódico británico en todo esto? —inquirió retóricamente.
Lucía no podía evitar pensar que alguien le estaba gastando una broma, una broma pesada y sin gracia. «Mis padres nunca estuvieron en el Reino Unido».
Y lo dijo en voz alta:
— Mis padres nunca estuvieron en el Reino Unido, ¿sabes?
Ally la miró extrañada.
— ¿Tus padres? ¿Que tienen que ver tus padres con todo esto?
— Es que, no sé... Es como si algo me dijera que todo esto tiene que ver con ellos, ¿sabes? Cuando se me ocurrió hacer este proyecto, pensé que encontraría alguna pista sin importancia sobre la que descubrir o investigar algo. No sé, como una foto de una zapatilla de mi abuela sobre la butaca de un teatro y a partir de ahí averiguar la marca de las zapatillas, o dónde fueron fabricadas, o en qué lugar del mundo se encontraría ese teatro. Pero desde el otro día no puedo dejar de pensar en que esto está relacionado con el accidente de mis padres.
— ¿Tú estabas con ellos en el coche?
— Sí, ¿por?
La cara de Ally era un poema.
— No tenía ni idea...
—¿Por qué lo dices?
— No sé, tía...
— ¿Piensas que hay algo extraño?
El rostro de Ally se llenó de compasión. «Poor thing».
— Bueno, es que no tenía ni idea. —Contestó Ally algo afligida.
— No te preocupes. ¿Empezamos ya a estudiar? —Para Lucía también comenzaba a ser algo incómodo hablar del accidente.
Ally asintió mientras sacaba sus apuntes de la mochila. Lucía tomó la iniciativa para comenzar el repaso.
— A ver, el examen es el lunes... ¿Sabes? Me da la sensación de que todo lleva a... — Lucía no podía continuar. La mente se le iba una y otra vez a esa idea persistente y recurrente sobre el accidente.
— Ya sé, al accidente. Ves pruebas por todos lados, ¿no?
— Sí. —Lucía contestó como agotada. Ese sí parecía más una exhalación que una afirmación.
— Eso tiene un nombre, lo vi el otro día en un documental. Se llama fenómeno Baader-Meinhof o algo así. Es cuando crees que algo que has aprendido recientemente, en este caso las pistas nuevas que desconocías, te lo encuentras de nuevo una y otra vez. También se llama ilusión de frecuencia.
Lucía parecía aliviada por sentir que había al menos una explicación teórica. De manera inesperada encontró una justificación para ese quebradero de cabeza que la mantenía en vilo, aunque en lo más profundo de su ser aún había algo que le urgía a investigar.
— ¿Sí? Como cuando un nuevo dato te aparece en todos lados, ¿no? —fingió estar en la misma sintonía que Ally. —Debe ser eso.
— Sí, that's right.
— Bueno, pues nada, de todos modos no creo que debamos obviar ciertas cosas.
Prosiguieron con el estudio sin interrupciones, aunque a Lucía se le iba el santo al cielo cada vez que se relajaba un poco.
«The Guardian. Inglaterra. Raro».
Una hora y media después de haber empezado a estudiar Lucía recibió un mensaje que la abstrajo de nuevo, aunque esta vez de una manera muy diferente.
« Hola. ¿Qué tal estás? Había pensado si te apetecía ir al cine este fin de semana. O a tomar algo, no sé. Ya me dices.».
Era Juan, el único que conseguía que se le iluminara la cara de vez en cuando.
— No me digas que tenemos mensaje de Juan —dijo Allly con sonrisa picarona.
Lucía asintió sin poder esconder la sonrisa intentaba esconder sin éxito.
— La verdad es que hacéis muy buena pareja. A él se le ve coladito por ti.
Lucía se puso roja como un tomate, pero las palabras de su amiga le alegraban profundamente.
— Bueno, creo que me voy ya, ¿vale? Gracias por ele studio, me ha venido muy bien.
— No, gracias a ti por aguantar mis neuras, me ha venido muy bien tenerte en casa hoy.
Las dos se fundieron en un abrazo seguido de otro al bajar las escaleras que llegaban a la puerta de casa.
— Hasta mañana.
— Ciao.
Era costumbre de Lucía comprobar qué estaban haciendo sus abuelos de vez en cuando, y tras despedir a su amiga los encontró en la cocina, escuchando música, concretamente folk americano de los setenta. Magda cocinaba mientras bebía una cosita de vino. Miguel la acompañaba y le daba un poco de conversación de vez en cuando. Era un ritual que les encantaba.
— Esta es Janice Joplin, ¿verdad? — Lucía conocía los gustos de sus abuelos perfectamente.
— Aha — Magda se enorgullecía de la cultura musical de su nieta. — ¿Qué tal ha ido el estudio?
— La verdad es que bien. Es fácil el examen. Una cosa, ¿habéis oído hablar de Baader-Meinhof?
— ¿La película alemana?
— ¿Qué? No, es cuando escuchas algo por primera vez y de repente crees encontrarte, oír o ver ese algo una otra vez. Como que de repente te lo encuentras todo el tiempo.
— Ah, sí. ¿Por qué lo dices? —preguntó Magda.
Miguel asintió como diciendo que era eso lo que él quería preguntar.
— Ally me ha dicho que le enseñara de nuevo las ampliaciones de las fotos que hizo Juan —de evo el rostro se le iluminó— y cree que el periódico que aparece en las fotos es británico, porque es más grande que...
— ... que los de aquí —interrumpió Miguel.
— Sí. Concretamente cree que es The Guardian. ¿No os parece raro? ¿Qué hacía un periódico inglés en el coche de mis padres? ¿Habían estado ellos en Inglaterra recientemente?
Se hizo el silencio.
Algo dijo que congeló el ambiente. De repente, incluso la música pareció enmudecer. Magda y Miguel se miraron, y la abuela habló.
— Ellos no, pero Mario sí.
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