El sueño



Emma se levantó esa mañana sintiendo un poderoso vacío. Se preguntaba a qué se debería esa gran  tristeza, si el día anterior fue una jornada genial que pasó rodeada de amigos.

Como le solía ocurrir de tanto en tanto había días que, inexplicablemente, comenzaban así. Es cierto que ya estaba curtida en las artes del autoanálisis, pero siempre le llevaba un tiempo caer en la cuenta de por qué se levantaba de vez en cuando con el registro amargo que dejan algunos sueños, y en este caso no iba a ser diferente, especialmente desde que había comenzado a consumir  con voracidad toda lectura de temática psicológica que cayera en sus manos.

Tras mucha divagación, se dio cuenta de que el motivo de su malestar era, una vez más, un sueño. En esta ocasión se trataba de un escenario blanco, inmaculado, con la sola presencia de un piano negro y brillante en el centro y unas manos que no paraban de tocar la melodía más triste. Conforme avanzaba el sueño, el blanco y el negro se iban difumando para crear  tonalidades grises que iban borrando  cualquier rastro anterior. El gris, pues,  aparece en el sueño como una neblina que envuelve todo y que va dando paso a imágenes fúnebres, a epitafios, a cuerpos que andan en soledad mientras arrojan teclas de piano que acaban revoloteando solas, libremente, como minúsculos pajarillos. De repente las teclas comenzaban a posarse sobre las lápidas, las blancas confundiéndose con la piedra y las negras transformándose en los guiones que separan el nacimiento de la muerte, convirtiéndose así en imágenes que simbolizan la vida.

Al recordar el sueño, comenzó a meditar sobre la futilidad de la vida, sobre su sentido, sus luces y sus sombras, y se dio cuenta de que, al menos, el guion aún no daba paso al final, al menos que ella supiera, y le alivió saber que todavía había muchas melodías que escuchar, muchos sueños que soñar y muchas mañanas para recordar sus ecos amargos. Decidió, asimismo, que las teclas negras no introducirían ningún final, sino que bailarían libremente por los pentagramas que conformarían la sinfonía inacabada de su vida. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

La bola de nieve

Lucía y la cámara olvidada -Prólogo

Lucía y la cámara olvidada - Capítulo 1 “The team”